Esta
mañana al despertar note inmediatamente que una mariposa negra revoloteaba con
fuerza alrededor de mi recámara. Desde anoche había decidido que el mito sobre
el que me iba a explayar sería el de la locura, porque esa parece ser la nueva
realidad en este país que nadie quiere encarar.
Como
siempre, mi método para abordar este triste, muy triste capítulo social, será
el que usa de las opiniones de los sabios que han tratado a través del tiempo,
pero especialmente desde finales del decimonónico, el de la supremacía de las oligarquías
democráticas, lo que en mi época le
llamamos intemperancia, el pathos, la hybris, las manías o el daimon oscuro,
que corresponden, por decirlo así, en una sola palabra, a la perversión,
enfermedad, soberbia desmedida, locura y lo diabólico, mitad hombre y mitad
animal.
Porque
en la civilización clásica de Grecia, la que floreciera hace unos tres mil
años, podría decirse que no existía la demencia, ni la paranoia y menos la
psicosis: que son los síntomas característicos de lo que ocurre en México y
particularmente en el sur de México, aunque también en el norte: ya el Imperio
acaba de emitir alertas a sus ciudadanos para que no visiten Tamaulipas, pero
también Guerrero, Morelos, Michoacán y el estado de México, donde la locura se
encuentra desatada y a todo dar.
El
panteón nuestro es prueba de que las pasiones humanas convivían con el arte, la
cultura, la agricultura, el clima, la creación y todas las expresiones tan
humanas que se podría decir que éramos nosotros mismos. Pero después todo ha
cambiado, así que me remontaré entonces a Freud, Jung, Hegel y Santayana, no
sin antes empezar por las conclusiones para que se entienda lo que quiero
decir:
“Mientras
los pueblos conservan su género de vida político bajo cualquiera de sus
especies, ya regia, aristocrática o republicana, al no haber patologías en las
comunidades regidas por estos tres gobiernos paternales, la enfermedad en el
registro ético tiende a ser la excepción, nunca la regla. Una vez que las
comunidades políticas dejan de serlo y se transforman en sociedades animales
–bien tiránica, bien plutocrática, bien democrática- entonces la forma de vida
patológica se transmite al registro ético haciendo de la intemperancia, la
incontinencia y la continencia las reglas antes que excepciones. Dice Baltasar
Gracián sus gobiernos son más bien desgobiernos ya que atan todas las virtudes
y desatan todos los vicios” Es el genio
de un mexicano ilustre y por eso más mexicano. Un regiomontano de origen palestino,
igual que la autora querida citada en el mito fundacional de estos escritos
inéditos, hablo de Ikram Antaki y cito ahora a mi mejor amigo y Maestro, Patricio Marcos.
Regreso al principio, para explicar que la visión
de la mariposa en mi habitación, es una parte de lo que se entiende por locura.
Para unos es un aviso funesto, para otros no existe simplemente, para algunos
sería una señal religiosa y motivos de sobresalto.
Mientras que Carl Gustav Jung afirma categórico
que “Vivimos
unos tiempos desbordantes de locura”, existen otros filósofos que se plantean
que “vivimos dramáticamente, en un mundo que no es dramático”. Agrega George Santayana,
exponente clásico de la modestia intelectual, la que se centra en la ilusión de
la propia importancia del ser humano, en la megalomanía del espíritu, rebasadas
las preocupaciones animales de existir y reproducirse, y que es algo así como
una forma de locura.
Pero
cuando nos enteramos de que una banda de siete jóvenes secuestraba, mutilaba y
asesinaba jóvenes, como ellos, compañeros de escuela pues allí se conocían y compartían
el tiempo antes de ser seducidos por la niña Cahori, la enganchadora que
animaba a la muerte a los que caían rendidos al embrujo de su juventud y
belleza. Como la Latrodectus mactans, la Viuda Negra o araña Capulina, la chica de
apenas diecisiete años seducía y luego devoraba al macho en desgracia. Es la
historia que se repite en México.
Es
el tránsito del registro ético de la Política, al conjuro bestial de los
despotismos. Porque en México, se terminó el “Estado-Padre, solo queda ahora el
estado–madre que no amenaza a nadie, sino que seduce y amamanta: un sistema de
matriarcado en política ejercido por hombres que se comportan como nanas, que
han sido escogidos por sus capacidades lecheras, sus pechos simbólicos. La nana
es la figura central del sistema mexicano” Es la voz de Ikram Antaki que
escribia al principiar el milenio sobre las asonadas de los programas Sin
Hambre, de las despensas y Teletones, las ayudas, apoyos, fertilizantes, cursos
y toda la leche que convierte en dementes a la gente común y corriente.
Hemos
llegado entonces a un punto que parece de no-retorno. Como en la fabula de Gibrán
Jalil Gibrán, del rey Sabio que decide beber del agua envenenada “Una noche, cuando todo estaba en calma, una
bruja entró en la ciudad y vertió siete gotas de un misterioso líquido en el
pozo, al tiempo que decía: -Desde este momento, quien beba de esta agua se
volverá loco. A la mañana siguiente, todos los habitantes del reino, excepto el
rey y su gran chambelán, bebieron del pozo y enloquecieron, tal como había
predicho la bruja.
Y
aquel día, en las callejuelas y en el mercado, la gente no hacía sino
cuchichear: -El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán perdieron la
razón. No podemos permitir que nos gobierne un rey loco; debemos destronarlo… Aquella
noche, el rey ordenó que llenaran con agua del pozo una gran copa de oro. Y
cuando se la llevaron, el soberano ávidamente bebió y pasó la copa a su gran
chambelán, para que también bebiera. Y hubo un gran regocijo en la lejana ciudad
de Wirani, porque el rey y el gran chambelán habían recobrado la razón” Y
pregunto entonces ¿será necesario que todos tomemos del agua que Televisa la
bruja ha vertido sobre México, para reconocer como Presidente a Enrique Peña
Nieto?
Porque
si unos perros Rotwailleers que matan a una niña y su Mamá en Monterrey, o que
cada 25 horas y media sea asesinado un periodista en México, acierta
al señalar León Garcia Soler; o que en Valle de Bravo, la polis vecina, la
PGJEM declare que el secuestro a mansalva “no es por profesionales” ¿Hay más
locura que esto?: pues si la hay. Es el ataque artero y cobarde a la estación de
Radio Comunitaria Calentana Mexiquense, en el vecino condado de Luvianos y la
muerte inocente de un niño de apenas doce años, Y nuevamente traigo a Santayana
quien con crudeza escribe que “el drama es pues, la conmoción emotiva que nos
provoca la indiferencia del mundo”
Sigmund Freud se adentró en la Paranoia y hurgo
con sapiencia el caso Daniel Paul Schreber, en cuyo libro Memorias de un
enfermo nervioso (1903) reconocía “las
dificultades enormes de abordar el asunto de la paranoia”, para los médicos que no trabajan en hospitales
públicos, pero que sirvió para aportar, en
cambio, la letra delirante “porque a los paranoicos no se los puede
compeler a que venzan sus resistencias interiores, y dicen sólo lo que quieren
decir, en el caso de esta afección es lícito tomar el informe escrito o el
historial clínico impreso como un sustituto del conocimiento personal.”
Debo confesar que este ensayo sobre la Paranoia
y la Psicosis, lo he elegido como
respuesta a un problema de psicosis cercano a mí, que intento entender y
resolver, porque pende de este enigma, la salud emocional de uno de mis seres más
queridos. Hay que recordar que la intemperancia clásica, es aquella que
responde: ¡Sí, yo se que está mal lo que hago! ¿Y qué? Que la segunda es el
extravió de la realidad, dentro de la imaginación y lo simbólico. El perverso
no tiene cura, el psicótico no existe, en realidad. El Paranoico es mitad perverso
y mitad psicótico, pero aun mantiene resabios de neurosis que lo atan a la
realidad mínima. Es lo que los mercachifles de la modernidad le llaman “bipolaridad”,
son los maniático depresivos de antaño, convertidos en los zombis de hogaño, a
base de ansiolíticos y antidepresivos.
Es necesario terminar por ahora con la
advertencia central de la filosofía mayor de Hegel, heredero confeso de Aristóteles,
reloaded. “El
hombre no puede, en consecuencia, aparecer sobre la tierra sino en el seno de
un rebaño…Para
que la realidad humana pueda constituirse en tanto que realidad “reconocida”
hace falta que ambos adversarios queden con vida después de la lucha”… Es la
prueba mayor, es la cuadratura del círculo que arrincona a nuestro país al
estadio de la demencia absoluta: la de la muerte asesina.
Y
añade Kojeve, que es el pasajero que permite inintelegir al Filósofo que… “Mas
eso sólo es posible a condición de que ellos adopten comportamientos opuestos
en esa lucha… Debe abandonar su deseo y satisfacer el deseo del otro: debe
“reconocerlo” sin ser “reconocido” por él. Pero, “reconocer” así implica
“reconocerlo” como Amo y reconocerse y hacerse reconocer como Esclavo del Amo. ..
Dicho de otro modo, en un estado naciente, el hombre no es jamás hombre
simplemente. Es siempre, necesaria y esencialmente, Amo o Esclavo… Pero si la
oposición de la “tesis” y de la “antítesis” no tiene sentido sino en el
interior de la conciliación por la “síntesis si la historia en el sentido
estricto de la palabra tiene necesariamente un punto final… si el Deseo debe
culminar en la satisfacción, si la ciencia del hombre debe tener el valor de
una verdad definida y universalmente válida, la interacción del Amo y del
Esclavo debe por fin culminar en su “supresión dialéctica” ¡Chapeaux! Es el Fin
del Análisis, es el “enterramiento del Edipo” diría Jacques Lacan.
Para
llegar aquí debo decir que he leído y revisado cientos de páginas, pero también
he visto una película recomendable titulada “Dangerous Method” con las
actuaciones de Keira Knightley, como Sabina Spielrein, Viggo Mortensen en el
Papel de S. Freud y Michael Fassbender, interpretando al moralista y apocado parricida
Carl G. Jung.
Pero
la riqueza mayor, mi tesoro personal, con el que cuento para enfrentar a la
hidra psicótica de miles de cabezas, lo constituyen mis más de diez años de
analizarme en el Oráculo de Delfos, pero el que estaba en la Plaza de la
Conchita, en el Barrio de Coyoacán, antes de que la delegación política se
volviera objeto de culto, antes de todos los antes…
No
puedo terminar esta leyenda, sin dejar asentada la sorpresa que me ha causado,
lo caro de los libros que dejara para la posteridad el “simbólico” Jung (entre
$500 y $3 mil pesos), lo mismo que sus escritos sobre ovnis, alquimia, demonios,
su historia negra con el nazismo y las acusaciones de ser colaborador activo de
la CIA. De sus encuentros con Buda, Cristo, su “naturaleza religiosa de la
humanidad”, su influencia en AA, los mándalas y toda clase de arquetipos, ¡en
la alquimia! Es la renuncia a ser el primogénito de Freud, su heredero. Es la búsqueda
del tiempo perdido, una huida hacia adelante, por no reconocer en el sueño de
Freud, a la palabra que le desquicia, a Jung y a todo México: Autoridad.
Es
Jung, el de los sueños premonitorios, de la adivinación, el
de los viajes a oriente, pero ante todo, es el suizo con esa moral protestante
tan chocante, que lo tumbaba en las puertas del sadismo y masoquismo, y que lo llevó a
declararse enemigo juramentado del creador del método de la curación a través de
la palabra, alegando, infantilmente que las pulsaciones, las explicaciones
freudianas eran exclusivamente sexuales (1906)… igualito y a las
argumentaciones simplonas con que califican al vienés, en las cartujas de la
UAEM, que imparten la materia de Psicología en Tejupilco.
Si
Carl G. Jung hubiera muerto a los 45 y no a los 86 años, seguramente sus
aportaciones al campo de la Psicosis, ayudarían mucho a México. Hoy, lo
trastorna y empeora.