Hacer un resumen de una vida, la
propia, es fatigoso, desconcertante y maniata. Es menester un método, estilo y
las limitaciones que dan la vanidad y el
pudor. Nada me parece más complicado que hablar en primera persona, de mi
mismo, y dejarlo por escrito. Constancia entonces de que mi dicho no queda a
resguardo de los vientos, que las palabras se llevan al abrirse paso.
Mas aún cuando mi yo, trata la relación con las personas a quienes me unen todo lo
que digo ser yo. Trato de expresar lo harto difícil de separar, a mi de yo.
Mancuerna indisoluble que en la vida diaria vive soldada la una con la otra y
que no son ni la una ni las dos, ni la otra.
Exactitudes vagas e inequívocas, la
pretensión infantil de las seguridades amarradas, el
anatema “mi mama me mima”, cosa juzgada y creída sin chistar. La vida es otra,
muy diferente. Siglos de ser humano resulta que no sirven para nada, si
descubre que los dichos del sentido
común se vuelven del sin sentido o al menos del
sentido menos común.
Juegos de palabras que se vuelven abalorios de la personalidad. Frases que
ciegan los ojos, como el resplandor
del sol, como arena en los ojos.
Basta un instante, es ciencia comprobada, para que frente a frente, transiten
tanto y tanto sin que la vista, al parpadear alcance a notar.
Menos si la idea de lo exterior se
radicaliza contra lo dispuesto. Si el
acto del pensamiento sella todo aquello
que no esta registrado en las pequeñeces del
alma humana, reducida a dos docenas de frases y enunciados.
Sin duda que ante la muerte, un
hálito de vida es bienvenido y todo cambia, de nuevo calienta el sol. Pero “una golondrina no hace verano” y el paso después, es trabajo de cada quien. Y unos si
y otros no y los demás quien sabe. Pero
hacerse panegirista de ráfagas de vientos, de chiflidos en el llano de la desesperanza, hombre, si se trata de
volver a ser y no de permanecer y acaso apenas.
En un año he visto mermar el número de cartujos, en medio de doctrinas que por
supuesto que tienen origen y destino. Y se mal interpreta, peor, se da mal uso
a los efectos balsámicos de la salvedad ocurrida.
El Grupo Vida y Libertad es una
asociación de inspiración estoica, aquella
cuyos antecesores el cínico Crates y
el discípulo Cleanes murieron por
ayunos voluntarios, en tanto su fundador, Zenón de Citio se murió solito, se
mato a si mismo, se suicidó. Y su exponente más brillante, Séneca de Roma fue
ni más ni menos que el padre intelectual de Nerón y Calígula, dos de los nombres más
comunes para nuestros perros, a los que no queremos.
Organización determinista, se vuelve una y otra vez a la máxima que acepta su destino
como única forma de pensamiento posible. “No sirve lo que sabes” “deja los
chalecos y los títulos y los…”: entiende, no pienses, no digas, no mires, no nombres,
“sucede lo que debe suceder”, “Todo es racional y justo”, “Supera la
intranquilidad de las pasiones” “Las pasiones se dominan con la apatía”
“Dominar las pasiones da tranquilidad de ánimo” y por último “Superar las
pasiones y aceptar el destino es
entrar en el mundo de la virtud”.
Cada uno es parte de Dios y esto lo hace miembro de una familia universal.
Pero los estoicos, reacción a la inmortal
superioridad de Alejandro el Mango, el discípulo de Aristóteles,
quien reclama el abandono de la
adoración de los dioses y estos si de adeveras. Zeus el
más grande de todos, Atenea y todas las sabidurías, Artemisa la hija cazadora,
Afrodita y el amor, Apolo, Ares,
Poseidón, Dionisio y los placeres de la cornucopia y no solamente de los
licores fermentados. Y Rea la madre y Cronos el
tiempo, y Hermes y Hefesto y Hades. Un panteón divino tan cerca de lo humano,
que el umbral entre uno y otro se
sabía siempre presente.
Que lejos de los lloriqueantes
cristos y marías suplicantes. Estoicismo puro. Pero Alejandro murió temprano y
su llamado a ignorar a los dioses públicos provocó reacciones encontradas.
Demóstenes entonces al frente de la Academia afirmó que “así sea, si eso le
place”. Un hombre sabio.
Porque también hubo la reacción
contraria y Epicuro creyó encontrar el
vellocino de oro al revesando las
cosas, revolviendo fines con medios. Si en las éticas del
Liceo, placer y dolor se entendían como fines en todo acto moral, los
epicureistas resolvieron hallar la formula entre bien y mal en los medios, en
función del acto. Solo se vive
conforme al placer y rehuye siempre del dolor. Desplaza a la razón y montate en las
pasiones, como jueces de tu diario vivir.
Pero entrambos chorizos con miles de
años de existencia en la historia de los hombres –y no se si de las mujeres
también- encabrita el desparpajo con
que una terapia yanqui de la praxis profiláctica pretenda, ensoberbecidamente,
hacer todo de lado. Por apatía, mediocridad.
Porque es siempre más tentador
perderse en la pasión que perder la pasión, pero eso dicho en los espíritus
románticos que ven la vida como una lanzada. Porque en las “pastillas para no
soñar” de Joaquín Sabina se construye el
himno a la desgracia, hay quien dice “que pendejos”, de la renunciación a los
fundamentos de la humanidad, esa si toda. El deseo como motor de la existencia,
a pesar y las consecuencias de ignorar la causa de mis quereres.
Hace menos años, pero también ya de
tiempo, se sabe que el mundo es una
suerte de deseos deseados y la catilinaria hegeliana,
paso al principio del fin de todo
acto novedoso del pensamiento
humano. Kant rubrica en su antecesor el
término de la filosofía, lo demás son refritos.
Y el
colmo es que nos tengamos que “chutar” perlas del
pensamiento yanqui más reaccionarios y que se les venere. Dejarse en manos de
mercaderes de las desgracias personales, con vistas a las alturas de una
hegemonía de la más funesta de las organizaciones sociales de la historia, los
Estados Unidos.
Luego entonces entender que las
parrafadas de Cuauhtemoc Sánchez y un tal Cornejo, que OG Mandino y el brasilero Coelho
y tanto charlatán de la modernidad, entre cuyas letras de orégano habrá que
incluir a Yordi Rosado y los trajes
oxidados. Puros placebos inútiles, sebos para atarantados. Los miles de títulos
vendidos de estos nuevos oráculos del
siglo XXI, no hacen sino demostrar la gravedad de las enfermedades que azotan a
la sociedad en que desafortunadamente nos ha tocado vivir.
Así entiendo que la intolerancia,
desdén, moralina, rechazo, insidia, envidia y tantas otras bajezas del alma humana sigan coexistiendo bajo el tamiz de la ayuda y servicio, indispensable, paso
obligado para no caer. ¿Dónde? Mas debajo de donde estas.
Y la disyuntiva es o te tachas y eres
o no te entiendo. Como en el video
musical de Robbie Williams, y que solo despojado de todo, hasta de sus carnes,
eres bienvenido. Lo demás no entra en el
mundo de los padrinos y el miedo y
la desunida unidad.
Porque la realidad es la nimiedad de
los concurrentes, el oportunismo de
los plenipotenciarios, la desesperación de los necesitados, la soledad de las bacantes.
Basta solo uno, se dice y siempre existe una puerta para explicar tantas
preguntas que no se expresan: por lealtad, nobleza, pero también miedo,
amenaza, chantaje. ¿O que acaso no se halla cada miembro sujeto a la proximidad
de la revelación íntima y no a la
graceja de se te vuelven siete
veces…?
Porque se mira en cada uno de los
afiliados un hartazgo que se cura con el
dicho mismo. Y se olvida que lo que en verdad sirve, se halla en otra parte.
Que la terapia que alivia los males de cada quien van en el
acto mismo del pensamiento que se
expresa en palabras, letra por letra. No hay que buscarle en otra dimensión,
sino en la propiamente humana, la más de todas: la palabra
Y entonces construir una estructura
diferente que fomente el interés y reúna
a los que en verdad se quieren… trabajar, ayudar, salvar. Porque tantos
llamados y solo quienes acuden son, somos, los que así lo queremos, en razón de
la misma humanidad misma que nos caracteriza. Pero por favor, sin mamadas ni
sentimentalismos. Si en el año hubo
la suerte de aprender, pues a hacer y a ser y no caer en la sacralidad de los
íconos de la tortura y de la ignominia. ¡Caray! Acaso no hay un mínimo de inteligencia entre quienes seguimos en la cuenta de la
terapia analítica de a gratis y con público.
Y profundizar en el trabajo necesario, sin eufemismos ni reproches.
Llamarle al pan, pan y al vino, vino. Por mi parte pinto una raya bien marcada
contra las asechanzas de santerías, prodigios, hechizos, exorcismos, ouijas, volados,
tarot, visiones, apariciones, supercherías y semejanzas. Puro miedo e
ignorancia, estados catatónicos, sublimaciones inconscientes.
Dar pábulo si a la fortaleza del trabajo de los hombres y mujeres decididas a ser
humanos en toda la palabra. A la fuerza de la fe, la concentración, energías
ocultas y desatadas, visibles e invisibles. A los rostros de la generosidad,
espontaneidad, libertad, sorpresa, alegría, sinceridad.
Convido a desterrar las trampas de la
fe ingenua, de los “clientes” que mes a mes caminan en pasarela, encuerados. A la amenaza velada, al fanatismo y la necedad e intolerancia.
Erradicar los tormentos, revisar cuantas cancioncitas, plegarias, sonsonetes y
ritos del Tedeum son indispensables.
Comenzar por plantarse ante la disyuntiva inaugural del
que y porque.
La llamada Literatura, como si la
suprema creación humana se redujera a estos panfletos, solo sirven como
sedante. No curan. Las reuniones son un medio, no un fin. No curan.
Preguntas profundas, reflexiones
responsables. Hay que trabajar, investigar, hacer interesante para el alma humana la pertenencia a una asociación que
trabaja, en principio, generosamente por restablecer personas… Dejar de lado
las citas bíblicas como punto sin retorno, los salmos y cantaletas cursis.
Variar en forma y fondo la esencia misma de la unión, donde los valores estén
en otro lado y no en lo que las tradiciones imponen: un año de oreja, lavar
baños… Reconocer en la grandeza de alma a los mejores y no en la asiduidad o en
la plena credulidad: cansa y aburre.
El mundo esta lleno de problemas y es
la naturaleza filantrópica de la asociación de AA, en su variante de 4° y 5°
pasos lo que abre puertas que no pueden seguir como antesala de la soledad o la
humillación.
Revivir en la belleza,
en las auténticas virtudes del
espíritu y en la consecuencia de ser mejor. Desterrar los santos remedios que se
proponen la sanación del paciente
ligado a la fealdad, senilidad, tartufismo y misantropía.
Pero ese es otro grupo y no al que
pertenezco en partes.
PASTILLAS
PARA NO SOÑAR
Joaquín
Sabina
Si lo que quieres es vivir cien años no
pruebes los licores del placer,
si eres alérgico a los desengaños
olvídate de esa mujer.
Compra una máscara antigas,
mantente dentro de la ley,
si lo que quieres es vivir cien años haz
músculos de cinco a seis.
Y ponte gomina que no te despeine el
vientecillo de la libertad,
funda un hogar en el que nunca reine
más rey que la seguridad.
Evita el humo de los clubs,
reduce la velocidad,
si lo que quieres es vivir cien años
vacúnate contra el azar.
DEJA PASAR LA TENTACIÓN, DILE A
ESA CHICA QUE NO LLAME MÁS,
Y SI PROTESTA EL CORAZÓN EN
LA FARMACIA PUEDES PREGUNTAR:
"¿VENDEN PASTILLAS PARA NO SOÑAR?"
Si quieres ser Matusalén vigila tu colesterol.
Si tu película es vivir cien años no lo
hagas nunca sin condón.
Es peligroso que tu piel desnuda
roce otra piel sin esterilizar,
que no se infiltre el virus de la
duda en tu cama matrimonial.
Y si en tus noches falta sal para
eso está el televisor,
si lo que quieres es cumplir
cien años no vivas como vivo yo.
DEJA PASAR...
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