Todo
un reto, una emocionante aventura, un desafío y un placer indescriptible ha
sido asistir este año a la Feria Internacional del Libro, que desde 1987 se
celebra en Guadalajara. Ha sido un viaje cargado de augurios y buenos
presagios. Porque solo la lectura es el medio que puede transformar las cosas
de la vida. Porque el lector se convierte en el acto mismo de la lectura, en un
revolucionario radical. Porque leer te devuelve a la naturaleza del ser humano,
que es a la palabra, al entendimiento, a la conciencia, incluso a la revancha y
a la ventura: porque las pasiones son eminentemente humanas, en la medida que
expresan sentimientos, voliciones, carcajadas y recuerdos que se oyen y se
escriben, porque se dicen.
Me
detuve un buen rato cavilando en donde situar esta columna que ensayo, sentado
en una terminal de computadora en el Hotel Posada, de Guadalajara Jalisco: si
en el espacio dedicado a tratar los temas que corresponden estrictamente a la
política, o si incluirla en esta sección, donde se puede soñar en plural. Y me
decidí por esta puerta, aunque traigo bien marcada la intención de sentarme
donde Enrique Peña Nieto se convirtió en la burla de todo el mundo, cuando
queda patente la torpeza e ignorancia del que ubica a Okinawa en Chihuahua.
Todavía más, cuando me detuve en el stand donde despacha el Departamento de
Cultura del estado de México y entonces no me puede callar, y con ánimos encendidos
reclame la censura imparable, a que somete al estado, la Dictadura que encabeza
el sátrapa, Eruviel Ávila.
Pero
mejor prefiero describir los momentos hermosos y creativos, anecdóticos de este
viaje al mundo de los libros, a la Feria más importante de la Industria
Editorial de habla hispana, que seguramente van a dejar importantes enseñanzas
y experiencias buenas, a Tejupilco y a todos los municipios del sur del estado
de México. Ha sido un placer haber llevado a cabo esta travesía, en compañía de
mi hija mayor Claudia Diana, titular de Danzarte, centro cultural y artístico
original, en este Sur Mex.
Hacer
un viaje a esta zona del Bajío es una experiencia sacada de otro mundo, para
quienes hacemos de las carreteras del estado de México, el único camino que
hemos recorrido: porque los conductores de esta zona de México están educados
vialmente. A diferencia del tránsito en las rutas que comunican
Toluca-Atlacomulco-Acambay, con la autopista Mexico-Queretaro, el diseño,
pavimentos, acotamientos, pintado y señalizaciones de las carreteras, cambian
radicalmente, en la medida que se camina: mejores carreteras y mejores conductores, convierten el peligroso
y sufrido trabajo de manejar, en un
placer que se disfruta.
Hicimos
el viaje por el camino tradicional, en vez de usar la autopista que parte de
Atlacomulco, porque el costo de las casetas se incrementa en esta ultima en
casi 50%; y porque el camino “viejo” esta
adornado de muchas emociones alegres (fresas en Irapuato, “carnitas” en la
Piedad, los campos sembrados de agaves de la variedad “tequilana weber”, otros de
sorgo…) que recuerdan, que los “viajes ilustran”
Tenía
mas de diez años de no visitar Guadalajara. Hoy la experiencia me permite
observar muchas cosas que antes pasaban desapercibidas para mis sentidos. Más
aún, cuando comparo con mis referencias estructurales: La Ciudad de México,
Tejupilco y Temascaltepec. Dos grandes temas acapararon mi atención: la gran
cantidad de personas mayores de edad (arriba de treinta años) trabajando en
áreas de servicios personales; y la
magnifica atención que recibimos en todas partes a donde nos dirigimos, además
de la Expo- Guadalajara.
Estupendo
servicio y esmerada atención en los taxistas, los meseros, el camarero, los
policías, las jóvenes que ofrecen su servicio social como agentes de control de
transito ciclista. Saludos en cada esquina: por la señora anciana que sonríe al
cruzarse con todas las personas y amablemente desea los buenos días, o el joven
que espera en una esquina, la chica que esta esperando el elevador... Lo más
lejano a la repulsiva costumbre de voltear la cara y no pronunciar un sonido,
que es la norma tan patética de la mala educación. Por el contrario, son todo
un dechado de explicaciones, las que se reciben cuando se formula cualquier
pregunta, la gente es tan diferente, que parecen “marcianos”, y peor, si se compara, con el cortante “no se”,
tan común en esta región.
Me
encuentro rodeado de muchas personas que me impiden recordar con claridad y
escribir con precisión. Pero no puedo dejar de compartir que entregue en mano,
un folleto sobre la Librería El Arete de Tejupilco, a nuestra Premio Cervantes,
la Maestra Elena Poniatowska. De saludarla y decirle que en el Sur del estado
de México le queremos y la leemos. Que “La Noche de Tlatelolco” y “Querido
Diego te abraza Queila” se han vendido varias veces. Y que seguramente sus
obras se van a conocer y difundir mucho más.
Tampoco
quiero dejar pasar las impresiones que me produjeron las Ferias tradicionales
que están colocadas a un lado de la Catedral Tapatía: coloridas, concurridas,
ruidosas, populares y gratuita, pues no se cobra la entrada, ni se “venden” al
mejor postor, menos se esconden alejadas y cercadas.
Pero
lo que causa expectación y rayo en la fantasía, en esa Civilización del
Espectáculo que tan bien retrata y explica, fue en la firma de libros que llevo
a cabo esta tarde de domingo 2 de diciembre, el Nobel Mario Vargas Llosa. Fui
testigo de cómo una fila enorme de gente, que daba más de cinco vueltas a un pabellón de
unos 400 metros cuadrados, aguardo pacientemente su turno, para recibir el
grafo del autor de la Guerra del fin del
Mundo, Conversaciones en la Catedral, La Fiesta del Chivo y los Cachorros,
entre muchas otras obras, que lo han convertido en uno de los pensadores mas
influyentes de la modernidad.
Mañana
lunes me aguardan compromisos de trabajo a partir de las 8 de la mañana, es el día
dedicado a los Profesionales del Libro. Por lo tanto terminare esta nota
reseñando la afluencia de miles y miles de personas que demuestran en sus
facciones el ansia de saber y el placer de leer. Que he quedado asombrado por
las centenas de editoriales presentes, y la enorme oferta de libros diferentes
y novedosos: por las variaciones en las portadas, los diseños, los temas y las
especializaciones. Por el profesionalismo de los encargados de la atención a la
clientela, que ávida de saber pregunta, inquiere, insiste. Por la gran cantidad
de empleo directo que genera este evento (cada establecimiento participante,
tiene entre 5 y 50 personas) y el numeroso personal de seguridad, de registro, de
vigilancia, de información, limpieza... Sin duda que esta FIL es todo un
acontecimiento que beneficia directamente a muchas personas de la capital
tapatía y millones de lectores en todo el mundo.
Quizás
el único prietito en el arroz, ocurrió en la Inauguración y corrió a cargo del
Presidente de Israel, país que encabeza este año la FIL y cuyo protocolo de
seguridad, en ese día, materialmente congelo kilómetros alrededor del pabellón
de la Feria. De tal manera que el Presidente de Israel Shimon Peres, inauguro el sábado 30, la Feria del Libro, no
sin antes ordenarse la clausura forzosa de todos los negocios, en al menos 30 cuadras a la redonda de la FIL (hasta
la tienda mas diminuta) y la seguridad llego al extremo de tener
francotiradores en las azoteas de la Feria, y en todos los cuartos de los
prestigiosos hoteles que rodean el centro expositor. Y francamente no creo que el
acompañante de Shimon Peres, el Secretario de Educación Emilio Chuayfet, haya
sido el “blanco” (el target dicen ahora los tecnócratas), ni que la CNTE
pudiera haber sido el propósito de tan aviesa sedición.
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