El fin de semana que
acaba de pasar, primero de junio, coincidió con la fecha mensual que marca el último
periodo previo, al día de las elecciones. Como ya va siendo costumbre, este sábado
y domingo la Librería La
WeB o N@D@ tuvo visitas inesperadas, de gente de diferentes clases sociales, géneros,
edades y estilos, pero que tienen todas ellas un rasgo en común: hacen del
pensamiento un hábito, usan la inteligencia como razón y no permiten que la
ignorancia marque y destruya sus vidas. Por el contrario, con avidez, buscan en
los libros, las llaves que les permitan encontrar, el camino de la libertad y
con ello, de la felicidad
Fue muy interesante
haber tenido la ocasión, de desarrollar en el turno matutino del sábado, de
manera espontánea, uno de mis temas favoritos, me refiero a “las Matemáticas”,
ante la inquietud de Francisco, por
conocer la historia del saber contar y medir. Por experiencia, me pude dar
cuenta, en la mirada y la atención
dispuesta, la sorpresa y el hallazgo de un saber desconocido, de un velo recubierto,
frente a los ojos, porque así es efectivamente, recordar que el ser humano usa de
un sistema decimal, para contar, por el hecho singular de tener 10 dedos, cinco
por cada mano. Lógica simple, indispensable para entonces poder entender que
los sistemas informáticos emplean otro sistema, llamado binario, por solo
contar con dos números el “1”
y el “0”, suficientes
para realizar todas las operaciones y cálculos, las transformaciones y almacenamiento
de los procesos llamados digitales, debido a que la electrónica únicamente
puede reconocer las variables de “apagado y encendido”, por funcionar con energía
eléctrica, ¡claro esta! Por la tarde del sábado, la librería se lleno de política,
de concursos de belleza, ajedrez y periodismo, o de casos ejemplares como la
jovencita que “quiere leer”, mientras consigue su “sueño de regresar a estudiar
la Prepa” a la
que no asiste, porque debe trabajar como sirvienta, por ahora…
En cambio, el domingo
fue otra cosa y la escena se cambio al campo de béisbol, al que asistí para ver
un partido entre el equipo de Tejupilco y un equipo de Toluca. Lo primero que
se me vino a la cabeza fue que ya cumplo 50 años de ser parte del béisbol, pues
empecé a jugar en la Liga Anahuac
cuando apenas cumplía 5 años. Ya soy viejo en esto, no cabe duda.
El partido era
interesante, pero vaya que si estuvo emocionante el debate que se gesto en las
gradas, entre la veintena de aficionados y familiares que acudimos como
espectadores del partido. Porque la cercanía de los procesos electorales, los
malos gobiernos sureños, la inquietud de la gente que estaba allí, hizo que se
desarrollara libre y calidamente, un foro de denuncias y opiniones que
lamentablemente tuvo que concluir, cuando el consumo en exceso de alcohol,
llevo a que una parte de los que estaban allí presentes, interrumpieran lo que amistosamente
comentábamos los demás. No fue grato sentir la censura “in crescendo”, producto
de la intolerancia y el alcoholismo, más creo que también existía algo de razón
en el grito que pronunciaba el más exaltado de estos amigos, -además alejados
varios metros de la endeble gradería- “es béisbol no política”. Espero, sin embargo,
continuar en otro día que no este afectado por la cerveza, el necesario debate de ideas, la urgencia de
que la gente se exprese, la libertad de respetar a todos: porque los que ese
domingo 3 de junio hablaban, todos, eran Maestros (con mayúscula) y los que
interrumpieron eran maestros (con minúscula).
Muchas cosas pasaron
este primer fin de semana del sexto mes del año 2012. Antesala del eclipse
venusino, que el martes 5 de junio se vera por última vez, tal y como lo
determinaron los cálculos mayas, hace mas de 500 años. Por todos estos motivos,
por la alegría de la vida que tenemos oportunidad de disfrutar, como
reconocimiento a todos y cada uno de las personas con que tuve oportunidad de
conversar, porque #YoSoy132, quiero
compartir este texto, de uno de mis maestros reales. De Gabriel Zaid y la relación
entre el ocio, el trabajo y las escuelas
“En la gran depresión
que empezó en 1929 y dejó a millones sin empleo, Bertrand Russell tuvo la
audacia de elogiar la vida ociosa. Se opuso a la "ética del trabajo"
porque la plenitud humana requiere ociosidad. El milagro creador de la antigua
Grecia fue posible gracias al tiempo libre de los que tenían esclavos. Pero los
nuevos esclavos (los inventos que aumentan la productividad) se usan para
producir más, no para trabajar menos. Propuso convertir el problema del
desempleo en la oportunidad de cultivarse y hacer cosas creadoras. Basta con
repartir el trabajo y el tiempo libre entre todos, reduciendo la jornada
laboral. Una frase del ensayo se volvió famosa: Hay dos clases de trabajo:
modificar algo en la faz de la tierra o decirle a otro que lo haga.
Russell recupera la
tradición de la vida contemplativa como superior a la activa. En el Génesis y
en muchos relatos antiguos se habla de una Edad de Oro: un paraíso donde no
hacía falta trabajar. Don Quijote la evoca en el discurso a los cabreros
(segunda parte, 11): "Dichosa edad y siglos dichosos aquellos [cuando] a
nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo
que alzar la mano y alcanzarle". Lo recuerda el dicho: "Qué tan malo
no será el trabajo que Dios lo puso de castigo".
Sin embargo, la
tradición cristiana asumió el trabajo como valioso. Cristo era carpintero. San
Pablo se declaró orgulloso de vivir del trabajo de sus manos; y regañó a los
cristianos que dejaban de trabajar en espera del pronto fin del mundo (y vuelta
al paraíso): "El que no trabaje, que no coma" (2 Tes. 3). En los
monasterios benedictinos, se impuso la consigna: "Ora y labora". Los
verdaderos monjes "viven del trabajo de sus propias manos"
La exaltación de las
manos alcanzó un apogeo en el Renacimiento cuando los artistas (hasta entonces
considerados poca cosa frente a los intelectuales) asumieron orgullosamente su
creatividad manual. Leonardo llegó a decir que las manos hacen algo comparable
a la ciencia, porque "la pintura es mental" (Tratado de pintura, I
"Si la pintura es ciencia o no"). En realidad, todo trabajo manual
requiere inteligencia y todo trabajo intelectual requiere de las manos.
Hoy abundan las
personas orgullosas de sus manos, (yo soy uno de ellos) y no sólo como
pianistas, pintores o cirujanos, sino como aficionados a la carpintería,
jardinería, cocina, costura, los modelos a escala, los trabajos de bordado,
tejido, encuadernación, joyería, juguetería y muchos otros que requieren
inteligencia, destreza y aprendizajes. En los Estados Unidos, donde la mitad de
los hogares siembra sus propias hortalizas, la antigua tradición del do it
yourself se renovó por la multitud de hogares donde no hay nadie a horas de
trabajo para recibir a un plomero, pintor o electricista. Home Mart o Home
Depot ofrecen materiales, herramientas y hasta cursillos prácticos para
satisfacer esa demanda. Los portales YouTube y Wikihow explican
cómo hacer casi cualquier cosa. Además, abundan las revistas especializadas en
orientar a los aficionados.
Mark Frauenfelder, editor de la revista Make, va más lejos en su libro Made by hand Arguye que hay que usar las manos para entender la realidad… Su libro no es un manual para enseñar esto o aquello. Lo que enseña más bien, con su propio ejemplo, es que no hay que tener miedo, ni desanimarse porque las cosas salgan mal, como le sucede con frecuencia. La más importante de todas: aprendió a aprender, a entenderse con la realidad y los problemas prácticos que plantea, a tener confianza en sí mismo y ser más independiente…” (Publicado en LETRAS LIBRES)
Mark Frauenfelder, editor de la revista Make, va más lejos en su libro Made by hand Arguye que hay que usar las manos para entender la realidad… Su libro no es un manual para enseñar esto o aquello. Lo que enseña más bien, con su propio ejemplo, es que no hay que tener miedo, ni desanimarse porque las cosas salgan mal, como le sucede con frecuencia. La más importante de todas: aprendió a aprender, a entenderse con la realidad y los problemas prácticos que plantea, a tener confianza en sí mismo y ser más independiente…” (Publicado en LETRAS LIBRES)
Algo así soñó José
Vasconcelos cuando fue Secretario de Educación Pública y pretendió que las
escuelas no fueran solamente de pizarrón, sino de biblioteca, huerto escolar y
trabajos manuales. Pero la educación tomó otros rumbos. Hoy asombra que en
México, no se enseñe a los niños a hacer
su propia cama. Así también las universidades producen tecnócratas de pizarrón,
que tienen ideas muy teóricas sobre cómo funciona la realidad. Peor es el crecimiento
demagógico de escuelas, el derroche en edificios sin contenido, posgrados
“patito”, aulas sin alma, estudios sin sustento.
Afortunadamente, aun es
tiempo de encontrar los trabajos que Iván Ilich
realizo en Cuernavaca Morelos y que dieron la vuelta al mundo. Ilich
desconcertó, pero no fue ignorado. Una minoría importante pasó del desconcierto
al reconocimiento de sus críticas radicales: que iban hasta la raíz. Deschooling
society (La Sociedad
Desescolarizada 1971)
Un scholar surgido de un medio escolarizado y escolarizador, criticaba
la escolaridad: el supuesto de que la escuela es el eje central de la
educación. Paul Goodman, su precursor (Compulsory mis-education, 1964),
dijo algo que parecía un chiste, pero señalaba una gran verdad: Aprender a hablar
es más difícil que aprender a leer y escribir. Los niños hablan sin haber ido a
la escuela. Si fueran a la escuela para aprender a hablar, serían tartamudos.
Algo se puede empezar
a hacer, como el CURSO DE VERANO EN DANZARTE del 9 de julio al 3 de agosto:
ajedrez, música, cocina, personalidad, ballet, zumba, manualidades y mucho mas…
Inscripciones abiertas con Claudia, Cristina o directamente con Carmen en la Librería La WeB o N@D@
de Tejupilco
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