jueves, 9 de febrero de 2012

HISTORIA DE LAS LIBRERIAS


(Segunda parte)
El día de ayer conversaba con uno de los empleados (ejecutivos les dicen ahora) de la Librería Porrúa, ubicada en la calle de Justo Sierra en la Ciudad de México, mientras esperaba que me surtiera un pedido de libros. En realidad un señor mayor de edad, rondando los 70 años, que está detrás de un mostrador, de superficie metálica, lo cual hace más tediosa y desangelada la espera, siempre prolongada. Son cuatro o cinco “ejecutivos”, en realidad hombres de muchas batallas, seguramente miembros de un sindicato que los agrupa, pues la robotización de su atención es manifiesta. No obstante, basto que alardeara un poco sobre la historia de las librerías defeñas, para que me encontrara con un cambio radical con mi interlocutor. Sé muy bien que todos y cada uno de los empleados que laboran en la Librería Porrúa, son gente muy capacitada y experimentada, debido a ser parte el centro bibliográfico de México, durante tantos años, pero quizás, cansados de repetir los mismos esquemas, las rutinas conocidas, estos buenos hombres se vuelven secos, parcos. Sin embargo, el viejon comenzó a contar tantos detalles sobre las librerías en el centro del DF, que lamente mucho no haber llevado una grabadora, porque esta segunda parte que reproduzco sobre las librerías defeñas, que tomo de la Revista Algarabía #89, se quedaría muy corta, frente a los acervos históricos, hemerograficos de gente como este buen señor, cuyo nombre, cometo la injusticia de no mencionar, porque olvide preguntarle.
Sea en todo caso, que la segunda parte de este trabajo, tiene como objetivo destacar, por supuesto la naturaleza y el papel de la Librería La WeB o N@D@ de Tejupilco, la más reciente de una historia, aun breve, que de momento solo puedo decir encuentra antecedentes en una librería que alguna vez tuvo en operación mi buen amigo Pedro Montoya y por supuesto la librería Barrueta, distribuidora de la editorial Auroch.
Carmen en la Librería La WeB ó N@D@ de Tejupilco
Considerando que solo 6% de los municipios de la República mexicana tiene una o más librerías, resulta muy interesante que en este pequeño municipio sureño haya presencia de dos librerías. Una, aun atendida como las antiguas librerías de mostrador y la otra, la WeB o N@D@ inspirada en la librería Gandhi. Esta es la segunda parte del trabajo Diego Flores Magón
En la segunda mitad del siglo XX ocurrió un cambio que transformo completamente el modo de la librería: desapareció el mostrador “Antes… el librero mantenía al cliente a raya mediante un mostrador, y el lector que no había pasado por las aduanas de la amistad, difícilmente podía circular, acuclillarse para repasar las estanterías inferiores o, sin ir más lejos, disimular su ingénita perplejidad ante una mesa radiante de novedades. Con Zaplana paso a la historia el patriarcado del mostrador; poco a poco las demás librerías, encabezadas por la Hamburgo, se solidarizaron con aquel precedente emancipador y se declaro la nueva época del autoservicio que culmina Gandhi (Adolfo Castañón)
Luego ocurrieron otros cambios que erradicaron la hegemonía del Centro: la Universidad se mudo al sur en los años 50; la ciudad se transformo de manera brutal y creció en todas las direcciones y, tiempo después el terremoto desalojó otras librerías como El Sótano, que hacía honor a su nombre al ubicarse en uno de A. Juárez. Con el ocaso del librero impresor, acabo el dominio de un patrón de casi cuatro siglos de vigencia. La Librería de Cristal, construida originalmente a un costado de bellas Artes, fundó un modelo de librería sin librero ni imprenta, orientada al consumo masivo de una ciudad moderna: abrió sucursales de 9 de la mañana a la medianoche, 364 días del año, e instalo sus tiendas preferentemente cerca de un cine.
En los años 70, siguiendo el despilfarro demagógico de Echeverría, se abrieron tiendas del Fondo de Cultura Económica… incluso en el edificio del PRI, que desaparecieron sin viabilidad comercial alguna, tan pronto como se acabo el subsidio presidencial. También, después de 1985 surgieron librerías de viejo en la colonia Roma, como Teorema… Gandhi marco estas tendencias “Lo que empezó como una pequeña librería para los dandis radicales se ha transformado en un grupo de sucursales dentro y fuera de la capital” El libro de arte, que se había demorado en salir del aparador, se puede tocar en Gandhi, que en los años 80 vende más libros de este género que Japón, y eso le merece una medalla…
Grillos pájaros, ajedrecistas, orugas que se abrigan en el capullo de su disertación, componen la población predominante a la que se añaden cazadores de libros, roedores de intimidades, editores fénix de efímeras revistas que solo nacen para morir y que solo mueren para cambiar de nombre, meseros que recogen junto con la propina la tradición oral, cinéfilos plantígrados, caras de niño, tétricos pelotudos y toda clase de fósiles envueltos en ámbar de nostalgia”

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