jueves, 2 de febrero de 2012

LA RETÓRICA

Tremendo discurso el que pronuncio Andrés Manuel López Obrador en Tejupilco. Vehemente, persuasivo, enérgico, convincente, claro y sincero. Voz fuerte, ademanes suficientes, entonado el hablar, manejada bien la resolana que lo hacía sudar frente al auditorio, en la plaza pública. Todo un profesional de la política, Andrés Manuel es un gran orador.

La pieza retorica expuesta, a diferencia de quienes le antecedieron en el templete montado fuera del palacio municipal, estuvo compuesta por silogismos, por razonamientos, por abundante información estadística, financiera, histórica. Pero la parte medular de la oratoria de Andrés Manuel lo constituye su carácter personal, su moral intachable y ante todo el contenido del discurso político: bueno, y por lo tanto bello y agradable. A pesar de recurrir a entimemas como la ignorancia de Enrique Peña Nieto, de las particularidades que adopta la corrupción en el estado de México o de la sorpresa por la detención de un burócrata del PRI veracruzano, detenido en el Aeropuerto de Toluca, trayendo consigo 25 millones de pesos en efectivo, justo a la capital del peñanietismo mexiquense.

Por la importancia del mensaje que tuvimos la oportunidad de escuchar en tierras sureñas. Por las cualidades oratorias de López Obrador, por la ausencia de la enseñanza de la retórica en la educación pública, por las medidas que se adoptan en el estado de México para impedir el debate de ideas, a continuación reproduzco una parte importante del Dialogo conocido como Gorgias, que trata sobre la Retórica y la invitación para que se inscriban al curso que imparto sobre este tema, en la Academia DanzArte de Tejupilco

Respóndeme Sócrates (afirma Polo): puesto que te parece que Gorgias no anda acertado en la definición de la retórica; dime tu: ¿qué crees que es? Pienso (contesta Sócrates) que consiste en una adquisición experimental o rutinaria encaminada a producir cierto encanto o placer...Le sucede lo mismo que a la adquisición experimental adquirida de modo rutinario por un cocinero (que no posee realmente un arte) que a través de la preparación de sus alimentos produce agrado o placer. En este sentido, tanto la retórica como la cocina formarían parte de una misma práctica. Por todo ello, la retórica no merece el nombre de arte ya que llega con que (al que ha adquirido la rutina de la misma) tenga un espíritu dotado por naturaleza del don de gentes, con lo que llevar a la practica la adulación y el halago La retórica es una parte de la política, pero considero que es un feo retrato de la misma y, en cuanto feo, también malo. Y es un retrato feo y malo de la política porque en ella sucede lo mismo que con los cuerpos o las almas que aparentemente gozan de buen estado aunque la realidad es muy otra...Pero voy a aclararte aún mas lo que quiero decir... existen dos artes relativas a esos dos elementos: a una, la que está relacionada con el alma, le doy el nombre el nombre de política; en cuanto a la otra, la concerniente al cuerpo… se desdobla en dos, la gimnasia y la medicina. Pues bien, en la política hay una parte que corresponde con la gimnasia: es la legislación; y otra que se corresponde con la medicina: es la justicia ...Pues bien, sucede que es muy posible que en estas partes exista algo que se ha introducido furtivamente en el interior de cada una de ellas, fingiendo ser aquello en que se ha inmiscuido, y, sin cuidarse en absoluto del mayor bien, persigue y engaña a los necios con el mayor placer del momento, de suerte que aparece como digna de mayor aplauso. Así, la cocina, concretamente, se ha inmiscuido en el terreno de la medicina y finge conocer los alimentos más convenientes para el cuerpo... y los cocineros son capaces de rivalizar con los médicos acerca de cuáles son los alimentos buenos y cuales los malos, usando, para convencer, argumentos adulatorios tendentes a promocionar lo agradable pero no lo mejor… Del mismo modo sucede con la cosmética en relación a la gimnástica ya que usa de un procedimiento pernicioso, engañoso, innoble, impropio de hombres libres, que produce una impresión ilusoria merced a los vestidos y a los colores y los afeites… que hacen descuidar la belleza real y natural que se adquiere mediante la gimnasia. Por todo ello, puedo afirmar que la cocina es a la medicina lo que la cosmética es a la gimnasia. Y además, afirmo también, que, por un lado, la sofistica es a la legislación lo que la cosmética es a la gimnasia y, por otro, que la retórica es a la justicia lo que la cocina es a la medicina. Acabas de oír, pues, lo que yo opino sobre la retórica: es en lo concerniente al alma lo que la culinaria es en lo referente al cuerpo. Platón. GORGIAS

De igual manera León Tolstoi estableció una comparación muy profunda entre el arte y la comida: la gente que piensa que lo más importante de la comida es el placer que nos proporciona y la exquisitez de su elaboración no entiende que la verdadera función de la comida es nutrirnos. Lo mismo puede decirse del arte. Su función principal es cultivar nuestra conciencia, nuestra alma, hacernos conscientes de que formamos parte de la raza humana, de que no estamos solos. Sin embargo, los escritores jóvenes de hoy lo tienen difícil, porque la idea más popular entre la gente es que el arte sirve para entretener, es un espectáculo… pero esto ya es parte del curso LA RETÓRICA… informes en Librería La WeB o N@D@ de Tejupilco.

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