lunes, 19 de marzo de 2012

JOHAN CRUYFF Y LAS CHIVAS


Como parte de las serie de ensayos que he estado produciendo, en relación a los conceptos de Autoridad y Poder, presento de manera resumida el artículo de Santiago Igartúa, publicado en la revista PROCESO 1845, sobre la vida de Johan Cruyff, uno de los dos únicos futbolistas, que de manera unánime están considerados dentro de los cinco inmortales de todos los tiempos, pero que no obtuvieron nunca una copa del mundo –el otro es Alfredo Di Stefano- Particularmente, el ensayo trata del carácter del “holandés volador” y de la rebeldía que le llevo a fundar un estilo, una escuela y una generación de jugadores para el Club de Futbol Barcelona -que hoy brilla en todo el mundo- y de la oportuna contratación, para venir a asesorar al popular equipo de las “Chivas” de Guadalajara, -caso único que juega solo con mexicanos- en los tiempos en que no existen (o no se reconocen) referencias de Autoridad en el país y que el poder político, el poder del dinero, el de las armas, el del crimen, el poder de la muerte, el poder del miedo y de la iglesia, el poder del sexo y la televisión, junto con el poder de la mala educación, son en conjunto, causantes de que México no pueda ser un país justo, equitativo, libre, feliz.
“Siempre fascinante, la historia de Johan Cruyff… seguirá escribiéndose en su experiencia mexicana no sin novedades controversiales. Desde sus inicios como jugador dejó ver su genio y su talento. Pero el Holandés Volador, irascible y temperamental, está acostumbrado a imponer su voluntad; prueba de ello son las heridas morales que dejó como entrenador entre los jugadores del Barcelona, donde ejerció un dominio rayano en la tiranía.”
A Johan Cruyff siempre lo salvó el futbol… A los 16 años, con la rebeldía escondida entre sus largos huesos, debutó como profesional. En su primer partido con la selección holandesa metió un gol y dejó inconsciente al árbitro de un puñetazo…  y cuando debutó con el Barcelona, al final del juego, encendió un cigarro apenas llegó al vestidor. Lo repitió saliendo de las regaderas… su entrenador en 1975, lo confrontó por fumar en los estadios en ocasiones al medio tiempo y después de los partidos. El alemán perdió el puesto. Nadie más se atrevió a cuestionarlo. Desde entonces gobernó al Barcelona.
Hombre libre dentro y fuera del césped…desde su llegada, Cruyff politizó al equipo con ideas socialistas... Pero fueron los problemas financieros los que por años lo dejaron al borde de la ruina, muy cerca de la cárcel… Sergi Pámies, coautor del libro Me gusta el futbol, firmado por Cruyff, escribió: “Cuando alguien me hablaba de sus fracasados negocios o de su fama de pesetero (provocador, peleonero), yo reaccionaba igual que cuando oigo que Picasso era mujeriego: ‘¿Y qué?”
La sombra de Johan Cruyff cubrió a los entrenadores holandeses más importantes de su época, que lo han señalado siempre por abusar de su poder en el futbol de su país. Louis van Gaal y Leo Beenhakker fueron a los que más apabulló…La disputa con Beenhakker, quien acusó a Cruyff de ser técnico gracias a un título “regalado”, se remonta a 1981… Fue el mayor detractor de Van Gaal en su paso por el Barcelona. Sus críticas fueron demoledoras en el ánimo de la afición, que en dos ocasiones hizo que corrieran del club al sucesor de Cruyff: “El mal del Barça es su mal juego. Viendo un cuarto de hora es suficiente. Pones la radio o la tele, te enteras del resultado y ya basta”, dijo Cruyff… gracias al futbol, nadie recuerda el lado oscuro del niño, del astro.
Cruyff firmó como director técnico del Barcelona (1988)…  Formó escuela en la ciudad de Gaudí. Implementó las clases de locura en la cantera azulgrana, el centro de alto rendimiento llamado La Masía. Aún se develan los efectos del paso de Cruyff por la dirección del equipo que hizo suyo. Llegó para hacer lo que le gustaba: tomar decisiones. Con Cruyff, las medidas eran unilaterales. En el vestidor fue un dictador.
Conocidos como el equipo de ensueño, criticaba a sus jugadores por falta de técnica. Construyó desde el futbol una instalación plástica en perfecta sinfonía. Rompió la mala suerte del club con cuatro campeonatos consecutivos de liga, uno de Champions League, e hizo suyos los derechos del arte en el futbol de conjunto… En el Barcelona se jugaba con descaro. “El futbol se mira con los ojos de Cruyff”, diría 20 años más tarde otro jugador legendario: el brasileño Romario.
Como entrenador convirtió su genio en una leyenda, que después sería un fantasma. Decía que los entrenadores debían transmitir el amor al arte y contagiar la alegría. Y ahí se traicionó.
Amenazaba con “cortar la cabeza” de quien bajara su rendimiento. “Tengo el cuchillo preparado”, decía… El futbol de Cruyff era tan seductor como intolerable su trato.
Los culpaba de los malos resultados y los “mataba” en las conferencias de prensa. Era implacable en sus críticas. Los asuntos se dirimían en la prensa y no en el vestidor. Los jugadores se decían dolidos, violentados… El punto era claro: absoluta su autoridad.: “No lo aguanto más. Cuando gana el Barça, gana Cruyff. Cuando pierde, pierden (los jugadores)”… En su última etapa como jugador fichó para el Feyenoord en 1983, descartado por el Ajax. Cruyff, de 38 años, hizo campeón al clásico rival de su amor primero.
Ahora, contratado como asesor en las Chivas del Guadalajara, su llegada coincide con la reacción del equipo más popular del país, y con el morbo que provoca la determinación, de su propietario Jorge Vergara, quien ha asumido retos y compromisos, y se ha enfrentado al medio mexicano plagado de envidias, criticas destructivas y  a los acostumbrados obstáculos culturales que no se quieren cambiar.
Bien por las “Chivas”, suerte a su propietario y directivos; paciencia, disciplina, orden y esfuerzo a jugadores y técnicos deportivos. Porque Johan Cruyff se va a encontrar feliz en Guadalajara, cobijado por el sol radiante, por los ojos alegres y las sonrisas bellas que aun mantenemos todos nosotros, los mexicanos.

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